Te concedo tres deseos
Te concedo tres
deseos, pero te explico las normas:
ni pongo guapos a
los feos ni tampoco “pichas” gordas.
No me vayas a pedir que se enamoren de ti
“toa” las niñas guapetonas,
de eso se encarga Cupido,
pero él ya ha decidido
que hay que
repartirlas todas.
Yo te puedo conseguir
por ejemplo un gran cortijo
y un buen traje cachemir
para que vayas de pijo,
pero no me pidas nunca
que te dé un trabajo fijo.
Los deseos que te
ofrezco tan solo son materiales
para cosas
importantes mis poderes no te valen;
no puedo quitar el
hambre ni acabar con la miseria,
ni influir para
que el hombre no destruya más la tierra.
Sin embargo. Sin
embargo, para esto,
tú sí que tienes poderes,
si defiendes con tu genio lo que mejor nos
conviene.
Yo puedo hacer que
regrese la conciencia al ser humano
pero el coraje y
la lucha, eso lo dejo en tus manos.
Mi parienta me ha
cogido
Mi parienta me ha
cogido el pan debajo del brazo.
Y hasta mis buenos
amigos ya me llaman “calzonazos”.
Es la que lleva el hogar, yo me
dejo gobernar
aportando lo que
puedo.
Son ya veinticinco
años desde el día que en la iglesia
nos dijimos el sí
quiero.
Como fruto del amor tenemos dos cabezones
Y aunque tengo ya una edad, cumplo bien con
mis funciones.
Limpio, barro,
compro y hago todo lo que ella dispone.
Pero si te soy
sincero, me siento un “privilegiao”
de haber “tenío”
la suerte de que se encuentre a mi “lao”.
Es la dueña de mi
tiempo, el motivo que me guía,
mi pasión al
despertarme y la musa que me inspira.
Y por verla. Y por
verla, simplemente
me levanto cada día,
porque la vida sin
ella, yo no sé si la querría.
Por eso mirando al
cielo doy las gracias en silencio.
Porque una reina
tan linda pase conmigo su tiempo.
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